This is Madness (LIBRE)

Paseando por las calles de lo que alguna vez fue una gran ciudad, el pelinegro se encontraba brincando alegremente mientras disfrutaba de aquel paisaje destruido y desolado, donde algunos zombies trataban de alcanzarlo, pero eran tan lentos que ni siquiera lograban acercarse. Únicamente cuando parecía ser que lo tenían encerrado, era cuando podrían tener una oportunidad de poder clavarle el diente, pero con un simple salto y gracias a su gear, era capaz de evadirlos fácilmente saltando a los azoteas del techo y los miraba hacía abajo con un aire de superioridad sobre ellos. Pensando "pobres ingenuos, creyendo que algún día me llegarían a comer", pero aun así disfrutaba de observarlos desesperado tratando de encontrar algo de lo que pudieran alimentarse y como algunos ya comenzaban a dejar de moverse debido a su falta de alimento.

Si si, sin duda alguna aquella forma de "vida" si es que se le podía llamar de aquella manera, le resultaba bastante fascinante al pelinegro. ¿Quien hubiese imaginado que alguna vez la raza humana sería peor de lo que ya era? o ¿en realidad es peor? Antes los humanos se mataban los unos a los otros con armas y guerras, ahora la única diferencia era que se comían unos a otros, así que, en realidad podrían considerarse como mejores seres humano en estos tiempos gracias a que por lo menos ahora no desaprovechan la muerte de los demás y la utilizan para si mismos a diferencia de antes que se desaprovechaban innumerable cantidad de vidas.

Siguió dando brincos alegres por los tejados y después de poco, al encontrar una zona un poco despejada de aquellos seres decidió volver a bajar a las calles y seguir su recorrido de la misma forma mientras tarareaba alegre una canción y observaba con felicidad aquellos seres tratando de alcanzarle.

La embarazada por fin se había quedado en silencio. Tras haber recibido al buen doctor con gritos, haberle lanzado encima una horda entera de pútridos consortes, y luego aún por encima haber tratado de arrancarle la garganta a mordiscos... bueno, por fin la había "sedado" adecuadamente y el silencio había vuelto a apoderarse, más o menos, de aquella parte de la ciudad al menos.
Siempre sospechando que un buen punto para comenzar su investigación acerca de una posible cura para aquel virus serían, precisamente, las criaturas que podían seguir concibiendo criaturas puras, Christian había decidido salir de expedición para tratar de encontrar algún sujeto de pruebas adecuado... e intentar capturarlo con vida, algo en lo que ya había fracasado en dos ocasiones.
Ya en una ocasión había logrado atrapar a una de aquellas furias, que había utilizado para realizar parte de la clasificación y análisis de los tipos de zombies existentes, pero había terminado por morírsele cuando no pudo alimentarse de carne humana. No le dio tiempo a investigarla más a fondo, ni a ella ni a su feto, de modo que tuvo que tirarlos por ahí para que abonasen la tierra, ya que de otra cosa no le iban a servir en ese estado.

Amargos recuerdos de fracasos que, sin embargo, no habían sido capaces de minar su moral o interés por aquella investigación, ahora por fin podía dejarlos de lado para apreciar su victoria... que en aquel momento se encontraba clavada de manos y pies a una pared por las largas púas de acero reforzado que había preparado para la ocasión... así como las esporas artificiales que le había hecho inhalar a la maldita bruja para que dejase de chillar. Se recuperaría en unas horas tanto de ese efecto como el del aturdidor que ahora ya hacía casi sobrar las varas de metal, pero para entonces supuso que ya habría terminado en aquella zona de la ciudad; después de todo se daba por satisfecho aquel día con tal de llevarse aquel sujeto de vuelta al laboratorio.

Así, el doctor soltó lo que mantenía sujeta a la mujer a la pared y se guardó las varas de metal en las cinchas que se había ajustado a sus piernas para la ocasión, cargando a la desmayada zombie con facilidad sobre uno de sus hombros y comenzando su ascensión de aquel parking abandonado que había sido el nido escogido por aquel grupo para ocultar a sus Banshees.
Esquivó con ciertas dificultades los enormes cadáveres de dos gigantescos Golem que había tenido que trocear para llegar a la dichosa mujer, trepando a continuación sobre la montaña de cadáveres de Stalker, Ghouls y Predators que se había formado a la entrada del subterráneo, casi treinta seres a medio descomponer que soltaban una peste insoportable.
Ya se había aplicado los cuidados médicos necesarios, pero se había fracturado una costilla por culpa del roce de uno de los puños de los Golem, y tenía numerosos cortes por su cuerpo, resultado de las afiladas garras de los zombies más pequeños y rápidos, por lo que sentía un dolor punzante en su caja torácica y, en cuanto volviese a su base, tendría que descansar al menos unos días antes de que las sustancias que se inyectaba y que aceleraban la regeneración celular actuasen correctamente.
Sin duda aún tenía que adaptarse un tanto a aquel dichoso mundo del "combate"...

Estaba saliendo a la luz del día y cambiándose el peso muerto de un hombro a otro con incomodidad, cuando escuchó a alguien tarareando una alegre melodía que no pegaba para nada en aquel "ambiente". Alzó una ceja, pero no detuvo su avance, que lo llevaba a cruzarse con el emisor de aquel sonido, olía a humano, después de todo, y tampoco pasaba nada por toparse con un...
Ambas cejas se alzaron ahora cuando penetró en la calle de donde procedía el sonido... y observó a un muchachito joven paseando alegremente mientras una horda de zombies enloquecidos lo perseguían a, como mucho, unos quinientos metros.
Cruzado en su camino, el doctor no se alteró lo más mínimo, después de todo nadie le obligaba a luchar contra aquellos seres (y mejor, porque no estaba en las mejores condiciones), y el que el otro siguiese vivo y como si nada le indicaba que tampoco tendría que hacerlo en el improbable caso de que le diese una venada altruista y quisiese salvarlo de la turba.
- Buenas tardes -saludó con educación pero cierta frialdad; nada personal, siempre era así-. Si está en una travesía por placer desde luego tiene un curioso concepto de algo semejante, joven -añadió con apenas un deje de curiosidad en su profunda y tranquila voz, como si él no fuese nada extraño; un hombre con bata de científico o médico cargando con una Banshee a la espalda.

Era divertido como es que se deshacían aquellas criaturas que intentaban alcanzarle y comerle como si de eso dependiese su vida. Oh, en realidad así era, de eso dependían las "vidas" de todos los que le estaban siguiendo pues lo mas seguro era que dentro de poco tiempo, quizás meses, quizás días, todos ellos volverían al polvo siguiendo la antigua regla. Polvo eres y en polvo te convertirás. Antes de que eso sucediese, Ayumu quería divertirse lo más que pudiera con ellos.

De pronto, su feliz andar por las calles se vio interrumpido por una voz que le hablaba provocando que inmediatamente volteará a ver de quien se trataba. Se quedó mirando un tanto curioso a aquel individuo que le decía estar en una travesía del placer o algo semejante. - ¿Ja? - levantó una ceja y se acercó sin temor a invadir espacio personal alguno o a que aquel objeto que llevaba en la espalda le mordiera. La examino rápidamente y cuando confirmó de que se trataba se hizo hacía atrás formando una sonrisa de burla en su rostro. - ¿Concepto curioso, yo? ¿Me lo dice alguien que lleva a una Banshee en su espalda? - desvió su rostro hacía un lado dedicando un vistazo rápido a los zombies que le venían persiguiendo y calculando el tiempo en que les faltaba para alcanzarlo si se quedaba ahí charlando, probablemente un par de minutos. Luego volvió a ver al "doctor", a juzgar por la bata, de reojo. - ¿Acaso eres de esos fetichistas que les encanta embarazar zombies? o ¿simplemente quieres que tus hijos te coman? ¿Tal vez esa sea tu esposa? - colocó su mano en su frente y empezó  reír como maniático, como si en realidad hubiese dicho algo sumamente gracioso, y a la vez como si se estuviera burlando de aquel doctor con el que se había encontrado. Sintió el aliento de un zombie a punto de morderle el cuello y rápidamente se hizo a un lado haciendo que aquel tipo cayera al suelo en su intento fallido de morder. - Oh, por poco - mencionó despreocupado y volvió a sus saltos alegres sin siquiera preguntarse como es que le habían alcanzado tan rápido, pero pronto notó que por el frente ya también le habían rodeado, y no era posible ningún otro camino a pesar de que se encontraban en un cruce de cuatro calles. Había zombies por todos lados.

Se detuvo justo en medio del cruce y volteó a mirar a todos lados, viendo que efectivamente no había escapatoria posible por vía terrestre, era necesario volar, pero ahora había encontrado algo mas divertido que simplemente escapar. - ¡Oh no! ¡Estamos perdidos! - exclamó con un gran terror en su rostro y tirando de este con sus manos haciendo parecer que estaba en una gran angustia. Después volteó a ver al doctor y su banshee - Es broma - instantáneamente al decir estas palabras, su rostro paso de angustia a seriedad. Se acercó al doctor y le colocó una mano en el hombro - ¿Que harás zombiefilo? ¿Lucharás por tu amada? ¿O se las devolverás a los zombies? - le pregunto con bastante curiosidad de cual sería su respuesta y reacción al encontrarse en aquella situación. Empezó a sacar deducciones. Si estuviese hablando de una persona normal, entonces dejaría a la zombie con tal de salvar su vida ignorando por completo que sería en vano al verse rodeado; si fuese un doctor loco entonces se la llevaría sin importar que sucediese, pero aun queda una tercera opción. Lo más seguro era que al estar solo en aquella ciudad, era capaz de librarse de aquellos zombies y podría hacerlo dejando o no dejando a su individua. -  ¿Que harás? - volvió a cuestionar con total curiosidad.